Saltillo, Coahuila.- Su mayor orgullo fue celebrarle los quinceaños a su hija y y lo hizo de la manera en que el puede hacerlo.
Y ese día en vez de llevar el triciclo con hielo, vasos y agua de sabores para los raspados que vende en Sabines, subió a la cunoleañera.
Fue así como si fuera a realizar la venta de sus raspado, realizó el recorrido que diariamente hace por la ciudad, pero ahora con su hija vestida para la fiesta.
El Tarzán, como le apodan al orgulloso padre, le dio a Yadira el mejor día de su vida no con el gran festejo que co se acostumbra llevar a cabo en esos casos.
Y lo mejor para el fue la sonrisa de felicidad para su niña ya convertida en mujer.
Por Reporteros Asociados
