Cultura
Para este día de la candelaria una opción es el tamal de chilaquiles
La gastronomía mexicana no tiene comparación, existen toda clase de platillos y de sabores y sobretodo, mezclas que aunque creíamos inauditas superan nuestras expectativas.
Así, existe un tamal de chilaquiles, pero no está hecho ni fue creado en la Ciudad de México (aunque creeríamos que es así), sino más bien en un lugar lejano de Michoacán.
Fue por nuestros amigos de Vice que nos enteramos de esta creación gastronómica que ya queremos probar, pero no creas que es un tamal cualquiera: se llama hagúakata, un nombre purépecha.
La creación nació en Tangancícuaro, Michoacán y en su versión original se rellena de frijolitos. La creadora fue la señora Elia Gudiño Magaña allá por 1990 luego de que con unos chilaquiles rojos que le sobraron del desayuno, preparó unos tamalitos.
Se los llevó a una amiga y le gustaron, se los llevó al cura del pueblo y le gustaron, así que ahora la señora Gudiño puso un puesto al lado del mercado municipal de su pueblo.
Los tamalitos están rellenos de chilaquiles rojos preparados con chile jalapeño rojo y dicen, estaban bien picosos.
A las 7, la señora Elia pone el puesto y en 20 minutos ya no queda ni uno.
Dicen que se venden tantos tamales que los domingo se tiene que repartir una ficha para que la gente no se amontone, pero las cantidades que preparan son estratosféricas: 10 kilos de tortilla para los chilaquiles y cuando menos 750 gramos de chile serrano más dos kilos de huevo para hacer una pastita.
La receta que la señora Elia de 67 años aprendió, se la enseñó su mamá. La misa no lleva manteca ni levadura, nada más sal. La envoltura es en hoja de maíz aunque parece de plátano.
Los tamales solo se venden de jueves a domingo y se preparan hasta 280 de chilaquiles y 120 de frijoles, de a diez pesos unos y otros.